
El Coco un elixir bendecido por los dioses
octubre 9, 2021En la avenida principal de la Esmeralda, concretamente en la casa número 33 se encuentra uno de los negocios más famosos del municipio San Diego: Cocotiando. No hay nadie que no haya saboreada una cocoda o bebido una agua de coco natural. Pero quizás lo más agradable es escuchar una de las ocurrencias de Mikael Jiménez, con su zumbado caraqueño, que es capaz de sacarle una sonrisa a la persona más amargada del universo.
Por: Thais Carrasco
Mikael Jiménez, de 42 años de edad, es un joven caraqueño, que llegó a Valencia, cargado de sueños y proyectos. Comienza a estudiar y se gradúa como técnico superior en Administración y empieza a laborar en una cauchera en la urbanización La Trigaleña.
Allí observa el laborioso trabajo de unos jóvenes que tenían una venta de cocos frente a la cauchera y comienza aprender cómo se trabaja el coco y las propiedades que tiene.
Relata que el coco es una fruta tropical, y se ha constituido en un gran «tesoro nutricional»: Del coco se obtiene agua, aceite, la leche, la manteca y la harina. Además posee propiedades nutritivas y rico en fibras y minerales como potasio, fósforos, magnesio, hierro y vitaminas E,C,y B.
Por supuesto, que Mikael no es profesional farmacéutico, ni tampoco médico, pero con más de 20 años oyendo las bondades del coco, ha aprendido que esta fruta es recomendada para la osteoporosis, para la salud cardiovascular, evita la retención de líquidos, controla los niveles de la glucosa en la sangre y desintoxica los riñones.
Precisa este joven que la Organización Mundial de la Salud lo ha recomendado para niños, adultos, deportistas, mujeres embarazadas, madres lactantes y personas de la tercera edad, por sus grandes propiedades alimenticias.
-¿Cómo fue tu inicio como vendedor de cocos?
Mikael Jiménez, con ese zumbado que tiene el caraqueño y con su saludo de » parroquia » recuerda que hace 21 años alquilé el local con mi familia, en la avenida principal de La Esmeralda, casa número 33, cerca del Instituto Tecnológico Monseñor Talavera.”
» Me apoyé en un dinerito que tenía guardado, además de mi padre Otilio, quien compró parte de los equipos y mi hermano Alexander Jiménez. En
tre los tres montamos el negocio que primeramente se llamó Cocomanía.
A los cuatro años mi papá se retiró del negocio y quedamos mi hermano y yo batallando con el local. En el 2016 mi hermano se fue a vivir a República Dominicana, allá montó otro negocio que se llama El Rey del Coco.
Entonces me quedé yo sólo batallando y en el 2020 le cambié el nombre a Cocotiando, y junto a mi equipo de trabajo: Diego Magallanes, Manuel Madrid y Jairo Landinez cambiamos el nombre a Cocotiando.
Se puede decir que comencé a labra mis sueños: Tener un negocio propio».
“El local lo alquilamos en octubre de 1999 y allí comenzó » la fama y la fiesta». La gente me hacía cola para adquirir mis cocadas, o el litro de agua de coco. Ha pasado mucha gente buscando este elixir milagroso que ayuda a combatir enfermedades, agrega con esa risa tan suya que contagia hasta la persona más amargada del universo”
Igualmente señala, que la pandemia del coronavirus 19 ha sido combatida también con el agua de coco, así como en su tiempo la chikungunya, la mononucleosis y otras enfermedades, por lo que él pese a la crisis económica mantiene precios solidarios.
Una de las anécdotas que recuerda con nitidez, fue cuando durante q el paro petrolero del 2012, cuando tuvo que buscar el valioso producto hasta por debajo de las piedras. “Era terrible, la gente venía al negocio y me exigía el agua de coco, entonces un amigo consiguió una gandola y me trajo un cargamento completo desde Boca de Aroa,» así ayude a muchos enfermos de cáncer y quienes debían subir sus plaquetas para que no les faltara el producto.
El negro Michael, como cariñosamente le llaman, está casado con Miris Pérez y tiene dos hijos: Mikael de 13 años y Mikaela de 3 años de edad».
Entre los productos que ofrece se encuentran las cocadas con «toppings» de frutas, fresas, duraznos, piñas y oreo, que son preparadas con leche condensada y el punto de fruta de la preferencia, que por cierto son demasiada rica, También el agua de coco y las célebres conservas.
Este local lo visitan de 80 personas a 100 personas diarias y los precios de las cocadas oscilan entre un dólar hasta 5 dólares. Dos cocos por un dólar y el agua envasada de un litro en 2.5 dólares y una promoción de litro y medio por 3 dólares.
Jiménez da gracias a Dios porque le ha dado fuerza para seguir adelante» sin Dios nada y con Dios Todo». Él me ha hecho sonreírle a la vida y tener una bella familia, dice para concluir.
Cocotiando se puede contactar por el Instagram: @cocotiando