Tamandua y Baita: los dos últimos indígenas que resisten la invasión

Tamandua y Baita: los dos últimos indígenas que resisten la invasión

diciembre 9, 2021 0 Por CAP

Desde hace por lo menos 40 años estos dos hermanos de la tribu Piripkura viven aislados en las profundidades de la selva donde resisten a la invasión de su territorio en la Amazonía brasileña

 

Agencias

Tamandua y Baita son sobrino y tío. Han sobrevivido a décadas de ataques de invasores de tierras en los que se cree que fallecieron muchos de los miembros de su tribu indígena, los Piripkura, en Mato Grosso, un estado de Brasil símbolo de la expansión del agronegocio. Desde hace por lo menos 40 años, viven aislados en las profundidades de la selva, teniéndose el uno al otro como única compañía.

También hay una mujer Piripkura, Rita. Tamandua es su sobrino y Baita su hermano. Por decisión propia, no vive aislada. La feroz explotación de sus tierras para la producción de carne de vacuno y la tala ilegal la empujó a separarse de su familia.

«Los indígenas conocen profundamente la selva», pero con las invasiones de madereros, hacendados o especuladores de tierras el equilibrio se rompe y todo cambia para ellos, comenta  Leonardo Lenin, secretario ejecutivo del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas (OPI).

Se cree, por ejemplo, que los Piripkura fueron un pueblo agricultor, una actividad sedentaria que abandonaron para convertirse en «invisibles» en una estrategia de supervivencia ante los invasores.

Con el tiempo aumentó la presión –intensificada en la década de los 70 con los proyectos de ocupación del gobierno militar– sobre el territorio por parte del poderoso lobby agropecuario y los madereros.

Como consecuencia, el número de indígenas aislados se redujo drásticamente: por asesinatos o por enfermedades contraídas por medio de los invasores.

Lenin trabajó durante años con el equipo de la Fundación Nacional del Indio (Funai), que lleva décadas siguiendo a estos dos hombres. Según él, cuando estos grupos aislados se ven diezmados sienten «un gran estrés» porque no pueden cumplir con sus costumbres sociales.

 

El periplo de Rita

Cuando Baita, su propio hermano, quiso casarse con ella, en contra de los dogmas ancestrales de su comunidad, tomó la determinación de irse.

Entonces estableció relación con unos peones de una de las haciendas invasoras. Durante años trabajó en condiciones análogas a la esclavitud, y se sospecha que fue víctima de abusos sexuales. A finales de la década de los 80, fue liberada por un equipo de la Operación Amazónica Nativa (OPAN).

Después, se casó con Aripan, del pueblo indígena Karipuna, en el estado de Rondonia. No tienen hijos. Los relatos de esta mujer abrieron una ventana de conocimiento a los indigenistas sobre los Piripkura.

«Hombres blancos llegaron de madrugada y mataron a todo el mundo», explica en un video sobre uno de los ataques sufridos, en el que murieron nueve miembros de su familia.

También reflexiona sobre Tamandua y Baita: «Estoy pensando que les podrían matar. Hay mucha gente [invasores] andando por aquí. Les van a matar a los dos. Si les matan, no quedará nadie». Según ella, en los años 70 los Piripkura eran unos 20 miembros.

Ineficacia de los mecanismos legales

Las autoridades brasileñas tienen registradas 115 tribus aisladas, que viven exclusivamente en la selva, no tienen relación con no indígenas y mantienen contactos muy esporádicos con otros pueblos originarios. Solo 28 de esas tribus han sido confirmadas. El resto llevan años en investigación.

A partir de los testimonios de Rita, la Funai puso en marcha en 1985 un grupo técnico para identificar el territorio, localizado entre los municipios de Colniza y Rondolândia, y demarcarlo, algo que todavía no ha ocurrido. En el primer contacto, solo aparecieron Tamandua y Baita.

«No hemos podido saber qué ocurrió con el resto, porque no les gusta hablar del tema. Tuve la oportunidad de hablar con ellos sobre esto y se irritan mucho», dice Lenin.